La batería que alimenta el placer. capítulo 3

La batería que alimenta el placer.
Escena tercera.-


Maka con un susurrado “ven aquí”


atrajo a Javi hasta ella y con suavidad


le introdujo la mano en el mono agarrando


con fuerza aquel joven y vigoroso miembro


erecto del muchacho.
Con suaves movimientos comenzó a masturbarlo.



Javi, excitándose aún más, miraba fijamente
los pechos de Maka. Ella le sugirió… ”tócamelos, quieres?”. Él, con esa ansia mamaria que caracteriza a todos los muchachos, no se hizo de rogar y comenzó a acariciar suavemente sus pechos.

Julián continuaba penetrándola con su grueso índice, soltándo roncos gruñidos a modo de jadeos.

En un momento dado sacó sus mano de debajo del vestido, agarró a Maka por la muñeca y la condujo a la parte posterior de la grúa; allí, con la misma destreza con la que había hecho descender el coche deslizó su mano bajo el vestido y de un fuerte tirón la arranco el chorreante tanga.

-Niño, las cintas! le dijo con su grave voz a Javi.
El cual se separó de Maka y rebuscó nerviosamente algo en la plataforma posterior del vehículo. Al instante se acercó de nuevo y juntando las muñecas de ella, las rodeó con unas cintas de transporte de un descolorido y sucio naranja.

Ella, excitadísima, no sabía muy bien que pasaba….la verdad es que tampoco le importaba…le gustaba y aquello era suficiente. Oyó el gemir del motor eléctrico de la grúa, alzó la mirada y vio descender, amenazador, el gancho…. se detuvo.

Julián le alzó los brazos y con un rápido y preciso movimiento enganchó las cintas que aprisionaban sus muñecas al gancho. Un leve movimiento ascensional de este hizo que ella quedara con los brazos levantados y el cuerpo totalmente estirado.

Aquella montaña de músculos no definidos se acercó a ella y asiendo con fuerza descomunal la parte delantera del vestido tiró de el como si en ello le fuera la vida.
El vestido, frágil y vaporoso se deshizo en jirones dejando al descubierto los pechos y el sexo de Maka, que lejos de demostrar temor, miraba provocadoramente a Julián. El cual, satisfecho ante aquel desnudo forzado gruñó de excitación clavando sus ojos en los pezones de aquella mujer.

Entonces, sin mediar palabras, sin miradas, sin tratos ni negociaciones… como dos buenos amigos, se repartieron el cuerpo deseado de su presa de lujuria. Como renacidos Rómulo y Remo, lamieron, mordisquearon y mamaron de aquellos generosos pechos que ella, sin querer…queriendo, les ofrecía.

Maka, inmersa en un jing-jang de placer sentía como cada uno disfrutaba de su cuerpo de manera distinta; con fuerza y fiereza Julián lamía su pecho, mordía su pezón duro, agarraba y pellizcaba su nalga…..por el contrario las manos de Javi estudiaban, con más éxito que con los libros, su pezón delicadamente y con delicadas caricias recorría su trasero jadeando quedamente.

Entre oleadas de placer desbocado ella sintió que aquel índice, ya conocido, penetraba de nuevo con fuerza en su vagina a la vez que Julián pegaba su cuerpo contra el de ella haciéndole sentir en su muslo la presión del endurecido miembro.

¿Cuánto tiempo estuvieron disfrutando de aquel equitativo reparto de su jadeante cuerpo?.....Maka no sabría decirlo…pero le gustaba, la excitaba sobremanera.

Finalmente Julián la hizo girarse; quedando ella de frente a la plataforma del vehículo.
El motor retumbó de nuevo y el brazo de la grúa se retrajo lentamente hacia el fondo de la plataforma por lo que hizo que Maka se viera forzada a ir inclinándose hacia delante hasta que sus muslos toparon con el borde de la plataforma, con lo que ella quedó con sus muslos pegados a aquel borde frío y grasiento y con el tronco del cuerpo inclinado hacia el interior de esa plataforma gris.

Aquello no hizo si no aumentar su excitación ….adivinando qué sería lo que acontecería a continuación.

Como supuso Maka, tras escuchar la carrera precipitada de una cremallera notó las ásperas manos de Julián que tras propinarle un sonoro azote en las nalgas la agarraban con inusitada fuerza por las caderas. Seguidamente notó cómo su vulva recibía la acometida de un ardiente glande, que ayudado por la gran cantidad de fluido que bañaba el sexo de ella , encontró sin dificultad la entrada de su vagina, penetrándola con fuerza brutal.

Maka sintió el grueso y erecto pene de Julián entrando en ella, llenándola, y exhaló un gemido de placer.

El la penetraba fieramente, sin descanso, con sus manos aferradas a las caderas de ella; gruñendo inhumanamente.


Los húmedos sonidos de las rítmicas penetraciones servían de coros a sus compartidos jadeos... (Continuará...)

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